Me tumbo, 
          relajo mi cuerpo.
        INSPIRO, ESPIRO, 
          INSPIRO, ESPIRO, INSPIRO, ESPIRO…
        Y ya estoy 
          en el momento presente, y mi mente se relantiza, mis pensamientos se 
          desprenden de mí…
        INSPIRO, ESPIRO, 
          INSPIRO, ESPIRO, INSPIRO, ESPIRO…
        Y mi cuerpo 
          empieza a sentir una vibración que lo recorre, una energía 
          vibrante que se intensifica más y más, eso que algunos 
          llaman el Sanador Interno, otros Energía, otros Espíritu, 
          otros parte No Física,…
        ¡Y que 
          importa el nombre que le dan! Ahora yo lo siento y continúo respirando…
        INSPIRO, ESPIRO, 
          INSPIRO, ESPIRO, INSPIRO, ESPIRO…
        Y descubro 
          que Eso es lo que me da la vida, Eso es la vida, y sé que Eso 
          soy yo.
        INSPIRO, ESPIRO, 
          INSPIRO, ESPIRO, INSPIRO, ESPIRO…
        Y algo pasa 
          en mí y me doy cuenta, y aprendo, y mi cuerpo sana, mi mente 
          se calma, mis emociones se transforman y me siento en paz.
        
        Lo anterior 
          es una breve descripción de una sesión de respiración 
          consciente y conectada, también conocida como Rebirthing o Renacimiento, 
          que puede durar en torno a una hora.
        Esta práctica 
          tan simple y tan poderosa está llena de beneficios para todo 
          aquel que se permite hacer de ella un hábito en su vida. Se trata 
          de un ejercicio de higiene física y psíquica.
        En el ámbito 
          físico, la respiración no sólo es una parte importantísima 
          del sistema nutricional del cuerpo, sino que supone el 70% del aparato 
          excretor del mismo. Por tanto, respirando eliminamos más toxinas 
          de nuestras células y órganos que a través de los 
          otros sistemas de eliminación corporal. Una buena respiración 
          es siempre el denominador común en las personas saludables.
        En el ámbito 
          psíquico es, si cabe, aún más esencial el trabajo 
          respiratorio. Con frecuencia, me gusta decir que “respirar” 
          es a nuestra psique como una buena ducha o baño a nuestra higiene 
          corporal. Y es que, cada día, nos encontramos en situaciones 
          de toda índole y nuestra percepción de estas situaciones 
          nos hace visitar estados emocionales muy diversos.
        Cuando nuestras 
          emociones nos hacen sentir “bien”, la vida nos resulta bella 
          y llena de posibilidades, queremos vivir y jugar, nos reímos, 
          nos divertimos y, si estamos atentos, observamos nuestra respiración 
          fluida, libre.
        Sin embargo, 
          en muchas ocasiones, atravesamos situaciones que nos sobrepasan, y podemos 
          sentir emociones que nos hacen sentir verdaderamente “mal”. 
          Nos sentimos agobiados o estresados en el trabajo, nos enfadamos cuando 
          vamos conduciendo el coche, nos sentimos culpables con la familia o 
          los amigos, sentimos dolor por una pérdida, abandono, celos o 
          miedo,… Se trata de una gama de emociones que, literalmente, nos 
          indican que estamos “desconectados de la Fuente” o de nuestro 
          estado natural de Bienestar, como decimos algunos. En todos estos casos, 
          cuando observamos nuestra respiración, nos damos cuenta que apenas 
          respiramos o lo hacemos con dificultad.
        En los ya 
          casi veinte años de práctica personal, y de observación 
          y acompañamiento a los centenares de personas que han respirado 
          de manera consciente y conectada en mi presencia, siempre se produce 
          la perfecta alquimia emocional. Sin excepción, cualquier persona 
          que se ha entregado a esta práctica y respira concienzudamente 
          más allá de sus “límites respiratorios”, 
          traspasa cualquier estado emocional que le pudiera estar perturbando 
          y, al final de la sesión, encuentra una relajación más 
          o menos profunda y una sensación de paz y de bienestar. En muchos 
          casos, las personas describen sentimientos de éxtasis o de quietud 
          y alegría muy intensas.
        Encuentro 
          muy adecuado que la persona que se siente atraída por este método, 
          comience practicando bajo la supervisión de un renacedor o renacedora 
          cualificados. Cierto es que el sistema respiratorio que utilizamos resulta 
          muy sencillo, pero no conviene subestimar la fuerza con la que puede 
          activar patrones inconscientes en el individuo. Así, el profesional 
          podrá acompañarle y darle confianza en los primeros tiempos.
        Cuando la 
          persona ha alcanzado un dominio considerable de la técnica y 
          empieza a practicar por sí misma, recomiendo tomar una sesión 
          completa, por lo menos una vez a la semana, como una forma de mantener 
          nuestro cuerpo energético en condiciones óptimas, esto 
          es, vibrando en estados emocionales que nos permiten sentir un gran 
          bienestar.
        Y cuando estemos 
          atravesando alguna situación que nos hace sentir “mal”, 
          recomiendo aumentar esta frecuencia, incluso hasta llegar a una o más 
          sesiones diarias, si fuese necesario. 
        Después 
          de tantos años de práctica, me sigue maravillando la facilidad 
          con que puedo transmutar mis emociones y encontrar paz en todas las 
          áreas de mi vida. Cada persona que tengo el privilegio de acompañar 
          en su sesión de respiración, me continúa mostrando 
          el poder de que encierra este método y nuestra respiración.
         Y finalmente, 
          todo se reduce a:
        INSPIRO, ESPIRO, 
          INSPIRO, ESPIRO, INSPIRO, ESPIRO…
        
          Natividad Jiménez Saavedra 
          Directora de la Escuela Canaria de Respiración 
          www.escueladerespiracion.com