La primera experiencia sexual
Natividad Jiménez Saavedra
e-mail: natividadjs@yahoo.com
http://www.escueladerespiracion.com


Publicado en la revista OBSTARE, de octubre de 2005

La sexualidad ha sido para mí un gran misterio durante muchos años de mi vida. Hoy en día sigue siendo un tema de investigación y de estudio para mí. Considero que es un aspecto en la vida muy importante y del que no se hablaba. En nuestra sociedad llevamos unos años asistiendo a un despertar en este sentido. Ya se habla de ella y eso es un gran avance. Quizás hemos querido hacernos los “liberados” en muchas ocasiones y esto, a muchos de nosotros, nos ha producido dolor. Pero también hemos aprendido a respetarla y a honrarla.

He tenido la oportunidad y el honor de trabajar con cientos de personas que han depositado su confianza en mí, y se han atrevido a hablar de sus vidas sexuales, de cómo la viven de verdad, de cómo la sienten, del dolor y del placer que les ha producido. Hemos enfrentado algunos mitos sexuales, hemos compartido muchas fantasías sexuales, los anhelos y frustraciones, los resentimientos y desengaños, los juegos de manipulación más frecuentes entre hombres y mujeres y, también, los momentos especiales de unión y de éxtasis que hemos vivido. La sexualidad, como tantas otras cosas en nuestras vidas, nos puede llevar al infierno, pero también al cielo.

Hay un denominador común en todos los casos que he asistido: Cuando le pregunto a la persona “¿Cómo fue tu primera experiencia sexual?”, en todos los casos, la persona trae a la mente aquella vez en la que se relacionó sexualmente por primera vez con alguien. Y si este hecho aún no ha ocurrido, su respuesta suele ser que no ha tenido relaciones sexuales. Quizás tú, que ahora estás leyendo estas palabras, también has hecho lo mismo. Es normal y lógico. A mí me pasó igual. Pero, si reflexionamos un poco, nos damos cuenta que en nuestras vidas ha habido experiencias sexuales anteriores, puede ser con la masturbación, una excitación producida por algún acontecimiento o por algo que imaginamos o vimos,… En realidad, la sexualidad es mucho más amplia que nuestros genitales y el placer sexual está en nuestras mentes, así que hemos podido tener experiencias sexuales incluso sin reconocerlo.

Entonces, ¿cuál es nuestra primera experiencia sexual? Para mí comenzamos a relacionarnos sexualmente desde el vientre de nuestra madre. Cuando nuestros padres nos concibieron, ya estábamos nosotros allí. Hay personas que aseguran recordar el momento preciso de la concepción. ¡Es sorprendente! Personas han sido capaces de recordar hasta la habitación donde estaban sus padres y describir las sensaciones que vivían. Y estuvimos en el vientre de nuestra madre durante unos nueve meses. Y allí aprendimos la sexualidad a través de nuestros padres.

Me he encontrado con casos en que la persona, en su vida actual, se siente como forzada a estar allí, siendo consciente de que nadie la está forzando, de que está eligiendo esta relación. Y, cuando investigamos la relación que tenía su madre con su padre, pudo darse cuanta de que su madre se sentía obligada (la mayoría de las veces por cuestiones religiosas, porque estaba casada y era su obligación) a “dejarse”.

Mi propósito no es enumerar aquí los diferentes casos con que me he encontrado, sino simplemente hacer un llamamiento a las mujeres embarazadas y a sus parejas. Sabemos que el bebé ya está aprendiendo y lo hace de forma preverbal; esto significa que aprende emocionalmente y lo que aprenda en este período va a ser para él como instintivo, algo que repetirá sin cuestionarse nada. Por esto, es muy importante, a mi entender, cuidar de nuestra sexualidad durante el embarazo, honrarla, disfrutar de ella, ser sinceros con nuestros sentimientos y con nuestra pareja, darnos una mutua satisfacción. Así le daremos al bebé la posibilidad de aprender instintivamente a honrar su sexualidad y su cuerpo. ¡Qué regalo tan hermoso podemos ofrecerles a nuestros hijos y a la futura generación!